Razones para hacer huelga en la Iglesia (y V)
Este 8 de marzo de 2018 los movimientos feministas nos convocan a una huelga de mujeres. Es una huelga de cuidados, laboral y de consumo.
En la Iglesia también.
Porque estamos hartas de que se nos considere cristianas de segunda categoría: nos ahogan los techos de cristal que nos impiden acceder a cualquier puesto de responsabilidad dentro de la estructura eclesial.
Porque estamos hartas de que se nos explote laboralmente, disfrazando de servicio al Reino lo que solamente es servicio de limpieza. Porque cuando se habla de servicio se le llama diaconado si lo ejerce un hombre y simple servicio si lo ejerce una mujer (véase la traducción cuando diaconado se aplica a la suegra de Pedro en Mt 8, 15; Mc 1, 31 y Lc 4, 39).
Las mujeres de Iglesia vamos a la huelga porque, como bien expresa Elisabeth Jonhson:
“Todo cuanto niega, empequeñece o distorsiona la plena humanidad de las mujeres no es redentor (no puede venir de Dios); y todo lo que promueve la plena humanidad de las mujeres viene del Santo, viene de Dios”
Si esta huelga está convocada y tiene por objeto visibilizar los trabajos que realizan las mujeres y reivindicar la igualdad, derribando los muros de discriminación, creo que pocas cosas hay más salvadoras para las mujeres, ahora mismo, que secundarla, también en la Iglesia, un espacio en el que, a día de hoy, las mujeres estamos especialmente invisibilizadas y discriminadas.
Marisa Vidal Collazo
Asoc. Mulleres Cristiás Galegas Exeria